viernes, 12 de junio de 2020

¿Sinestesia o cenestesia?


¿Sinestesia o cenestesia?

Ilumina
el silencio
la hermosura de una sombra.
Su perfume
recoge en los puños
el triste acento
de la porfía.
Vaga en el ruido de las confusiones
la gramática de la ausencia


Cuidadito


Cuidadito

Cuidadito.
Cuando hablen mal de los abogados
exacerba tu cautela. 
Ponte en guardia.
Estás escuchando la voz del demonio.
Dios fue el primer abogado de esta Tierra,
el gran letrado universal que conquistó la palabra
y nos la dio sin evasivas ni pretextos.
Su poder ubicuo nos dotó de la primera Ley
con los diez mandamientos obligatorios.
Su sabiduría impregnó el horizonte
de ansias de Justicia.
Su mano generosa extendió el mensaje
y nos concedió la Libertad
para escoger
la manzana
del árbol del bien y el mal.

Cuando hablen mal de los abogados,
exacerba tu cautela.
Ponte en guardia.
Estás escuchando la voz del demonio
y los viejos relatos del libro inmemorial
se tornan indubitables
cuando eres capaz de inteligir
los motivos de modulación  satánica
de los lobos feroces
que especulan
el precio de tu fresca y tierna
carne de cordero.

Política y Derecho


Política y Derecho

Política y Derecho
están muy subestimados en estos tiempos
y los poetas
(cualquiera que escriba versos es un poeta)
nos aferramos a la poesía
porque
en el fondo
no daña a nadie.

No obstante, sigo creyendo que sin
Derecho,
su orden moral, 
y  sus categorías deontológicas
de Justicia,
no hay Poesía posible;
hay esclavitud, barbarie y violencia
física y moral.

La evidencia divina es la prueba
que  atempera el drama de tu incertidumbre.

La ubicuidad del Ser Supremo,
el látigo de tus invocaciones.


Sentencias


Sentencias

Ninguna sentencia apresurada
a favor o en contra
te hará
más feliz
que la percepción
de  tu mente dichosa
cuando deja de evaluar opciones banales
y se propone  sentir
hasta en su transparente insignificancia.
Y así  los ciegos de espíritu,
abruptamente enceguecidos,
ciegos de toda ceguera,
malditos cegatos,
siguen sufriendo, murmurando y dando lástima
ante
los ojos del Creador,
que son los tuyos,
que son los míos
que son los de aquellos que ven y no ven
pero saben orar
con amor sincero.




Aunque no leas


Aunque no leas

Te escribo aunque no leas estas líneas,
porque debo decirte algunas cosas:
El tiempo no alcanzó para reproches
muy justos de tu parte.
Fui  ingrata,                          
un pato del montón,
tal vez, un poco infiel de pensamiento,
una egoísta.
Pero,
quiero contarte y que lo sepas:

Hoy regué las macetas del balcón,
acomodé la ropa al volver de la oficina
y saqué la bolsita de basura
en donde tiré, por costumbre,
el papel que cuelgo con imanes,
que reza como un mantra:
“Al fin, volviste”,
seguido por el nombre que te puse
en la intimidad de nuestro dormitorio.

Mañana, volveré a pegar otro en la heladera,
por si llegaras antes que yo.
Querido mío,
no he cambiado las llaves de la entrada.
Date prisa, por Dios,
y que así sea.








Ventajas


Ventajas





                                      ¿No está escrito en la Ley que Yo he dicho: ustedes son dioses?
Evangelio según San Juan.



Conjetura
sobre las ventajas de concebir que soy Dios.
Cuando  te apropies del concepto
tu entendimiento                                               
dirá
que eres Dios,
y también lo dirá
el otro,
el nuevo,
el de más lejos,
el del sí a la vida y a la ausencia.
Todos somos dioses de Dios.
Dios así lo quiso.
Así sea Dios.


Así sea. 



Niegan que exista Dios

Niegan que exista Dios

                                           
Niegan que exista Dios.
Hay un 50% de posibilidades de que digan
Verdad.
Aseguran que Dios es y ha
muerto por nosotros,
tras crear el mundo.
Hay un 50% de posibilidades de que digan
Verdad.
Sin embargo,
si no conociera la palabra
si no tuviera la palabra                                                      
mi asentimiento no existiría
y tales posibilidades serían nulas.
Mas aún sobreviviría
una certeza:
la convicción
de que Dios es la única Verdad
fundada en que
yo soy Dios
y nadie podría probar lo contrario
nunca. 

Cetrerías o Cordero de Dios de Lucía Folino

Tapa del libro Cetrerías o Cordero de Dios