Modernos Midas
El extraño caso del Rey Midas,
que todo lo que tocaba
convertía en oro,
no sirvió en absoluto
de enseñanza a banqueros y usureros
que cuando quieran beber
agua fresca del grifo
solo encontrarán lingotes
en su caños dorados.
Su liquidez financiera
ya no será líquida
ni siquiera gaseosa.
Tendrá la solidez de la estatua.