¿Qué final le
ponemos?
¿Me hundiré fantasma, en otro mundo,
como aquel oculto entre gemidos invisibles
de una alcoba donde bufan
los caballos con crines de iracundia?
¿Te seguiré cardumen, en las corrientes
con ese trompeteo militar
que no sabemos cómo alista peces
en cada puesto de batalla?
El empate no existe.
Es solo una ilusión del escapismo.