Sentencias
Ninguna sentencia apresurada
a favor o en contra
te hará
más feliz
que la percepción
de tu mente dichosa
cuando deja de evaluar opciones banales
y se propone sentir
hasta en su transparente insignificancia.
Y así los ciegos de espíritu,
abruptamente enceguecidos,
ciegos de toda ceguera,
malditos cegatos,
siguen sufriendo, murmurando y dando lástima
ante
los ojos del Creador,
que son los tuyos,
que son los míos
que son los de aquellos que ven y no ven
pero saben orar
con amor sincero.