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viernes, 12 de junio de 2020

2010


2010


I-
Que si he fundado un ámbito de amor
en el encuentro, es porque somos tantos
los hastiados por la denegación
perpetua y corrompida de los hechos
que llevan al buen puerto de la muerte,
que como toda muerte torna en centro
el ultimísimo adiós de la partida.

II-

Salvación por la sangre y por las letras,
que han ungido milenios de esperanza,
acordando rezar que por milagro,
aparezca algún Ser a redimirlos
pignorando la esencia que ha creado,         
la pura Libertad, que nos regala                                    
el Dios incomprendido que nos une.

III-

Yo que he despilfarrado la Palabra,
me consumo en el fuego del silencio.
Pasión, flagelo y luz de mis escombros.
Tragedia viva con final feliz
de statu quo, por pulir el ripio
y buscar el socorro en un mundo mensurable,
asible a los sentidos,
mercantil y evasivo.

IV

La realidad nonada es proclive
a inmolar el relámpago                             
en lábil estrategia de rayo baladí,
crepitando en efectos especiales,
de intrascendentes ruidos de responso.

Operación de tacto y residencia
con sueño de anarquía desgarrada.

V-

Irreductibilidad de pérdida absoluta
que solo siente nostalgia de algún nombre
y sigue de este lado del espejo,
designando al azogue y los diluvios,
aquí donde se estrellan  cuatro pájaros
de vivo argento en cítaras sagradas,
contra un albor de vidrio
retorcido.

Cetrerías o Cordero de Dios de Lucía Folino

Tapa del libro Cetrerías o Cordero de Dios